La diversificación es una de las estrategias más importantes que todo inversor debe aplicar para reducir los riesgos y aumentar las posibilidades de obtener ganancias a largo plazo. La diversificación consiste en invertir en diferentes tipos de activos y productos financieros, que no estén correlacionados entre sí, y que tengan diferentes niveles de riesgo y rentabilidad. De esta manera, si un activo o producto financiero no funciona bien, otros podrían compensar las pérdidas, y viceversa.
En este artículo, te explicaremos qué beneficios tiene la diversificación, cómo puedes diversificar tu cartera de forma efectiva, y qué factores debes tener en cuenta para hacerlo correctamente.
Qué beneficios tiene la diversificación
La diversificación tiene varios beneficios para el inversor, entre los que se destacan los siguientes:
- Reduce el riesgo: Al invertir en diferentes tipos de activos y productos financieros, se reduce el riesgo específico de cada uno de ellos, y se minimiza el impacto de eventos adversos que puedan afectar a un sector, una región, una empresa, etc. Así, se protege el capital invertido y se evitan pérdidas mayores.
- Aumenta la rentabilidad: Si inviertes en diferentes tipos de activos y productos financieros, se aprovechan las oportunidades de ganancia que ofrece cada uno de ellos, y se diversifican las fuentes de ingresos. Así, se incrementa el rendimiento de la cartera y se maximiza el beneficio obtenido.
- Mejora el equilibrio: Al invertir en diferentes tipos de activos y productos financieros, se logra un equilibrio entre el riesgo y la rentabilidad, y se adapta la cartera al perfil y a los objetivos del inversor. Así, se consigue una cartera más eficiente y coherente, que refleja las preferencias y las expectativas del inversor.
Cómo diversificar tu cartera de forma efectiva
Para diversificar tu cartera de forma efectiva, debes seguir estos pasos:
- Define tus objetivos y tu perfil de inversión: Antes de diversificar tu cartera, debes tener claro qué quieres conseguir con tu inversión, en qué plazo y con qué nivel de riesgo. También debes conocer tu perfil de inversor, es decir, cuánto dinero puedes invertir, qué conocimientos y experiencia tienes, y qué tolerancia al riesgo tienes. Estos factores te ayudarán a elegir los activos y productos financieros que mejor se ajusten a tus necesidades y expectativas.
- Elige los tipos de activos y productos financieros que vas a invertir: Una vez que tengas definidos tus objetivos y tu perfil de inversión, debes elegir los tipos de activos y productos financieros que vas a invertir. Existen diferentes tipos de activos y productos financieros, como acciones, bonos, fondos de inversión, ETFs, bienes raíces, criptomonedas, etc. Cada uno de ellos tiene sus características, ventajas, riesgos y rentabilidades, por lo que debes informarte bien antes de invertir en ellos. Lo ideal es que inviertas en diferentes clases de activos, que tengan un nivel de riesgo y rentabilidad acorde a tu perfil y objetivos, y que no estén correlacionados entre sí, es decir, que no se muevan en la misma dirección ni al mismo ritmo.
- Distribuye tu inversión entre los diferentes tipos de activos y productos financieros: Una vez que hayas elegido los tipos de activos y productos financieros que vas a invertir, debes distribuir tu inversión entre ellos, asignando un porcentaje de tu capital a cada uno. Este porcentaje dependerá de tu perfil de riesgo y de tu horizonte temporal de inversión, así como de la rentabilidad esperada de cada tipo de activo o producto financiero. No existe una fórmula única para distribuir tu inversión, pero puedes seguir algunas reglas generales, como las siguientes:
- Cuanto mayor sea tu aversión al riesgo, menor debería ser el porcentaje de tu inversión en activos o productos financieros de alto riesgo, como las acciones o las criptomonedas, y mayor el porcentaje de tu inversión en activos o productos financieros de bajo riesgo, como los bonos o los depósitos.
- Cuanto mayor sea tu horizonte temporal de inversión, mayor debería ser el porcentaje de tu inversión en activos o productos financieros de largo plazo, como las acciones o los fondos de inversión, y menor el porcentaje de tu inversión en activos o productos financieros de corto plazo, como los bonos o los ETFs.
- Cuanto mayor sea la rentabilidad esperada de un tipo de activo o producto financiero, mayor debería ser el porcentaje de tu inversión en él, siempre que esté acorde a tu perfil de riesgo y a tu horizonte temporal de inversión.
- Revisa y rebalancea tu cartera periódicamente: La diversificación de tu cartera no es un proceso estático, sino dinámico, que requiere de un seguimiento y una actualización constante. Los activos y productos financieros que componen tu cartera pueden variar su valor, su rentabilidad, su riesgo y su correlación a lo largo del tiempo, lo que puede alterar el equilibrio de tu cartera y desviarlo de tus objetivos y perfil de inversión. Por eso, es importante que revises y rebalancees tu cartera periódicamente, es decir, que ajustes los porcentajes de tu inversión en cada tipo de activo o producto financiero, para mantener el nivel de riesgo y rentabilidad deseado, y para aprovechar las oportunidades que surjan en el mercado. No existe una frecuencia única para revisar y rebalancear tu cartera, pero puedes hacerlo cada trimestre, semestre o año, según tu preferencia y conveniencia.
Qué factores debes tener en cuenta para diversificar tu cartera correctamente
Para diversificar tu cartera correctamente, debes tener en cuenta los siguientes factores:
- La correlación entre los activos y productos financieros: La correlación es una medida que indica el grado de relación entre dos variables, en este caso, entre dos tipos de activos o productos financieros. La correlación puede ir desde -1 a +1, siendo -1 una correlación negativa perfecta, +1 una correlación positiva perfecta, y 0 una ausencia de correlación. La correlación negativa implica que los activos o productos financieros se mueven en sentido contrario, es decir, que cuando uno sube, el otro baja, y viceversa. La correlación positiva implica que los activos o productos financieros se mueven en el mismo sentido, es decir, que cuando uno sube, el otro también sube, y viceversa. La ausencia de correlación implica que los activos o productos financieros no tienen relación entre sí, es decir, que se mueven de forma independiente. Para diversificar tu cartera correctamente, debes buscar activos o productos financieros que tengan una correlación baja o negativa entre sí, ya que así podrás reducir el riesgo global de tu cartera y aprovechar las oportunidades de cada uno de ellos. Por el contrario, debes evitar activos o productos financieros que tengan una correlación alta o positiva entre sí, ya que así aumentarás el riesgo global de tu cartera y perderás las ventajas de la diversificación.
- La liquidez de los activos y productos financieros: La liquidez es la capacidad de convertir un activo o producto financiero en dinero en efectivo de forma rápida y sin pérdida de valor. La liquidez es un factor importante a la hora de diversificar tu cartera, ya que te permite entrar y salir del mercado con facilidad, y adaptar tu cartera a los cambios que se produzcan. Para diversificar tu cartera correctamente, debes buscar activos o productos financieros que tengan una buena liquidez, es decir, que se puedan comprar y vender con rapidez, sin que su precio se vea afectado por la oferta y la demanda. Por el contrario, debes evitar activos o productos financieros que tengan una mala liquidez, es decir, que se puedan comprar y vender con dificultad, y que su precio se vea alterado por la oferta y la demanda.
- La fiscalidad de los activos y productos financieros: La fiscalidad es el conjunto de impuestos y tributos que se aplican a los rendimientos y las ganancias obtenidas por los activos y productos financieros. La fiscalidad es un factor que puede afectar a la rentabilidad de tu cartera, por lo que debes tenerla en cuenta a la hora de diversificar tu cartera. Para diversificar tu cartera correctamente, debes buscar activos o productos financieros que tengan una fiscalidad favorable, es decir, que tributen menos o que ofrezcan ventajas fiscales. Por el contrario, debes evitar activos o productos financieros que tengan una fiscalidad desfavorable, es decir, que tributen más o que no ofrezcan ventajas fiscales.
Estos son algunos ejemplos de activos y productos financieros con una fiscalidad favorable o desfavorable:
- Fiscalidad favorable: Los fondos de inversión, los planes de pensiones, los ETFs, los bonos del Estado, etc. Estos activos y productos financieros tributan menos o ofrecen ventajas fiscales, como la posibilidad de diferir el pago de impuestos, de compensar pérdidas y ganancias, o de deducir las aportaciones.
- Fiscalidad desfavorable: Las acciones, los dividendos, las criptomonedas, los bienes raíces, etc. Estos activos y productos financieros tributan más o no ofrecen ventajas fiscales, como la obligación de pagar impuestos cada vez que se venden, de declarar los ingresos obtenidos, o de soportar impuestos adicionales, como el de patrimonio o el de sucesiones.
Consejos finales para la diversificación de tu cartera de inversión
Para terminar, te damos algunos consejos finales para la diversificación de tu cartera de inversión:
- No sobrediversifiques tu cartera: La diversificación es buena, pero hasta cierto punto. Si inviertes en demasiados activos o productos financieros, puedes perder el control de tu cartera, aumentar los costes y las comisiones, y reducir la rentabilidad. Lo ideal es que inviertas en un número de activos o productos financieros que puedas gestionar y supervisar adecuadamente, y que te permitan obtener un buen equilibrio entre el riesgo y la rentabilidad.
- No subestimes el riesgo: La diversificación no elimina el riesgo, sino que lo reduce. Aunque inviertas en diferentes tipos de activos y productos financieros, siempre existe la posibilidad de que pierdas dinero, especialmente si inviertes a corto plazo o en activos o productos financieros de alto riesgo. Por eso, debes ser consciente del riesgo que asumes, y no invertir más dinero del que estás dispuesto a perder.
- No te dejes llevar por las emociones: La diversificación requiere de una planificación y una disciplina. No debes dejarte llevar por las emociones, como el miedo o la codicia, que pueden hacerte tomar decisiones irracionales o impulsivas. Por ejemplo, no debes vender un activo o producto financiero solo porque haya bajado de precio, ni comprar uno solo porque haya subido de precio. Tampoco debes seguir las modas o las recomendaciones de terceros, sin hacer tu propio análisis. Lo mejor es que sigas tu estrategia de inversión, y que revises y rebalancees tu cartera periódicamente, según tus objetivos y tu perfil de inversión.
Esperamos que este artículo te haya ayudado a entender cómo diversificar tu cartera de inversión para minimizar los riesgos y maximizar las ganancias.